La última Hombre motosierra El capítulo comienza con la impactante revelación de cómo Yuko, quien creíamos que era el personaje más sencillo y ordinario del programa, resultó ser el más retorcido. Asa le expresa su culpa a Yoru por cómo se siente responsable de que Yuko haya hecho un trato con el diablo. En un intento desesperado por tratar de darle un poco de alivio a su mente, le pregunta a Yoru cómo resolvería Yuko su problema de intimidación, aunque en el fondo ella misma sabía la respuesta.
Sin un momento de vacilación o intento de compasión, Yoru le dice que Yuko planea matar a los compañeros de clase que acosaron a Asa. Esto no ayuda en absoluto a calmar a Asa ya que ella dice que quiere intentar detenerla. Yoru, que es el Diablo de la Guerra, sin embargo, tiene otros planes.
Ella toma el control del cuerpo de Asa para evitar que intente hacer cambiar de opinión a Yuko. Ella revela su plan de matar a Yuko en la escuela, lo que podría hacer que aparezca Chainsaw Man, que es su principal objetivo. Incluso si no lo hace, todavía está garantizado que los meterá en el Club de cazadores de demonios.
Al día siguiente vemos a Yuko caminando con muletas por los pasillos de su escuela mientras Yoru la enfrenta con una espada en la mano. Con su capacidad para leer la mente, es capaz de descubrir el plan de Yoru, pero no parece demasiado molesta. Yuko intenta hacer un trato con Yoru en el que pelearán después de que ella mate a los matones, sin embargo, Yoru dice que simplemente huiría una vez que los haya matado.
Yuko está claramente molesta y disgustada y transmite que le gusta Asa pero odia a Yoru y que no se contendrá sólo por ella”Amigo”. Luego la vemos sufrir una transformación diabólica antes de ver finalmente la horrible forma del Demonio de la Justicia con su cerebro visible al ojo, así como varios órganos en forma de tentáculos que usa como pies y que también parecen ser extremadamente afilados. El capítulo termina aquí mientras provoca un enfrentamiento épico que está a punto de suceder entre los 2 demonios.
